Depende (II)

La inversión de tu vida será siempre en ti mismo, aunque parezca que vas a pérdidas desde el principio.

A veces llega un punto en el que darte la vuelta no es una opción. En el que ir(te), cambiar el sentido y sentirte se convierte en una obligación.

No sé de quién lo aprendí, pero me marcó: una inversión de pocos minutos al día recoloca el corazón por encima de la cabeza. Te da perspectiva.

Entre una operación y otra, me propuse volver a conseguirlo. Mi intención era clara: mandarle a mi cuerpo una señal inequívoca de que podía levantarse de nuevo sobre sí mismo. Después del shock séptico, fue todo un reto. Lo primero que hice en mi siguiente ingreso, apenas unas semanas después, fue tumbarme en la cama y ponerme del revés. Me reí mucho, por cierto…

Hace poco, los «jinetes en la tormenta» de @erratanaturaeeditores me invitaron a mirar atrás y me emocioné. Quizá en un atisbo de lo que supuso ponerme patas arriba desde el principio; algo que ahora, años más tarde, empiezo a sentir como la locura más cuerda que he cometido. Algo que casi me cuesta la vida entender.

Porque cuando «había que» correr para «volver» a la «normalidad» de mi vida, algo en mí sabía que necesitaba parar, y yo me resistía. Porque, a veces, «el movimiento más inteligente es detenerse». Y entonces —en cuatro palabras— llegó él.

No sé si el cáncer llegó para salvarme, pero a mí me ha salvado darle ese sentido. Y eso siempre he podido elegirlo. Que he tenido mucha suerte: también. Lo que me pregunto es si de quien vive con dignidad y liberado de sí mismo, cuando muere, se puede decir que ha perdido. Yo no lo diría nunca de Pau Donés ni de muchos otros que ya se han ido.

Sobre nosotros…, ojalá volvamos. A escucharnos. Nada es comparable porque cada universo es distinto. Pero en esencia somos humanos, y el aprendizaje es el mismo.

Somos sabios por naturaleza. Y sabemos que levantarnos de nuevo lo implica todo menos socavar el suelo. Muchos «queremos ser parte de lo imposible», y ya lo hacemos. Si la «nueva normalidad» se basa en la vieja, yo no la quiero. Yo quiero equilibrio en todos los sentidos, que es sinónimo de salud. Quiero una locura cuerda.

#esgritos