Por la impotencia. Por el dolor. Por la tristeza.
Por todas las cosas que nunca tuviste que soportar.
Por quien creías que eras y nunca fuiste.
Por todos los nudos por desatar.
Por cada pinchazo sentido. Por cada gemido.
Por todo aquello que diste a fondo perdido. De corazón, directo al olvido.
Por el dolor compartido y no reconocido.
Por el rechazo, el menosprecio y la manipulación.
Por la autoexigencia aprendida. Por la frustración.
Por los ecos que siguen haciendo mella en lo más profundo de tu corazón.
Por la injusticia. Por la locura perdida. Por la sumisión.
Por cada una de las renuncias que nunca elegiste.
Por las personas que no mereciste.
La solución a lo indescriptible es GRITAR.
POR LO QUE ENTONCES CREÍSTE.
POR LO QUE NUNCA ESCRIBISTE.
POR LO QUE TOCABA Y NUNCA EXIGISTE.
Y VOMITAR.
Devolver todo aquello que nunca debiste aceptar.
Reconocer que no es tuyo. Que no te corresponde. Quitártelo de encima. Morir un poco más.
Renunciar. A todo lo que te pudo matar. Decirte ya basta. Lanzarlo al vacío. Y saltar detrás. Sin olvidar cuánto te ayuda GRITAR.
GRITAR POR TODAS LAS VECES QUE TE OBLIGASTE A CALLAR.
POR LO QUE ESCRIBES Y NO PUBLICAS.
POR SER COHERENTE CON LO QUE REIVINDICAS.
¡JODER! POR
NE
CE
SI
DAD.
GRITAR POR LOS HUEVOS DE SUBIR ESTA FOTO. PORQUE NO TE MERECES UN CORAZÓN ROTO.
VACIARTE. EXTINGUIRTE. RECOMPONERTE. Y RESPIRAR.
Gritar tantas veces como haga falta solo por atreverte. Por saberte libre. Y por reconocerte.
Cuando no sepas decirlo, GRÍTALO. Pero no te lo quedes.
#esgritos