Ir a terapia

Soy editora. Cuando alguien me pregunta en qué consiste mi trabajo, suelo decir que mejoro la comunicación de los textos. De lo que no hablo a menudo es de cómo se hace eso, porque la conversación no suele ir más allá de las palabras. Sin embargo, pocas cosas en la vida me fascinan tanto: en realidad me dedico a la cartografía mental. Rediseño mapas.

Nuestra manera de comunicar está determinada por el mapa que tenemos del mundo: esa es nuestra realidad. Por eso hay tantas realidades como personas (y seres vivos, supongo), y por eso saber comunicarse es un arte y hacerse entender, un logro.

A lo que iba: ¿qué hace un editor? Un editor se aventura en un terreno inexplorado salvo por su único habitante, que es el autor. Y decide abrirse paso en la jungla (con permiso de quien la habita) para trazar un sendero lo más accesible posible…, ante todo, prescindiendo de mapas. Esa es la clave y por eso le pagan: por ver el terreno con ojos nuevos, guiándose por su conocimiento y su propia intuición. Con las herramientas necesarias, por supuesto. Pero sin mapa previo de la zona en cuestión.

«¿Y qué tiene que ver eso con ir a terapia?», te estarás preguntando. Pues tiene todo que ver. Cambia el texto por un atlas, que es lo que siempre llevas encima, y entenderás por qué ir al psicólogo es tan necesario como ir al oculista: porque ningún autor que se precie se autoedita (no te dejes engañar: editar y publicar son cosas distintas).

El terapeuta, como el editor, te brinda lo que difícilmente puedes darte tú mismo, que es perspectiva sobre tu vida. Porque él no tiene tus mapas y la ve, te ve, con la mirada limpia. Con la suya, claro, que tampoco es del todo nítida. Pero ya no es la tuya sobre ti mismo: hay un contraste. Y solo por eso ayuda consultarle. Los trazos borrosos, la leyenda incompleta o las zonas desiertas. Con el tiempo aprenderás que todo es cuestión de escala: cuanto más te alejas, más sentido cobra lo que el mapa representa.

Abrirle el atlas de tu vida a alguien es digno de halago; para pedirle que te ayude a editarlo, o estás muy cuerdo o estás desesperado. No llegues a lo segundo: te puede salir muy caro.

#esgritos

(Imagen de Psicosalud®)